- "Te entiendo perfectamente, Gloria. Me duele la boca de decirlo en todos los foros a los que voy pero, nada. No hacen caso. Y lo triste es que, en muchas ocasiones no es más que una cuestión de puro ego, de leer para uno mismo lo bueno que es, lo que sabe... Sobre todo, con perfiles muy técnicos no hay manera. No entienden que a nadie se le contrata por lo que se supone que sabe; ni siquiera por lo que ha hecho; que se contratan expectativas, que lo importante no es lo que has hecho, sino lo que transmites que puedes hacer por la empresa que quiere contratarte. Se contratan expectativas".
- "Mira Alfredo, yo, a esa tía, no la contrataría en la vida. Sí, sé todo lo que ha hecho, sus trabajos, sus estudios pero, en realidad ¡no sé quién es! No sé si se pinta por las mañanas, si le gusta la música... ¡o si tiene mal genio cuando tiene la regla!
- "Espera, Gloria, ¡no corras tanto, tengo que tomarme nota de lo que estás diciendo! ¡Esto tengo que contarlo! ¡Es una clase magistral de selección!" le dije abriendo los ojos como platos y aporreando mi teclado a toda la velocidad de la que era capaz. Hay que vivir la vida
- "Te lo juro, no la contrataría. No sé cómo es humanamente, como persona. Mira, ¡es imposible que haya podido vivir la vida! Habiendo hecho tantas cosas... Para empezar, está sobre-formada, sobre cualificada. Ha hecho cursos en Valencia, Madrid, Londres... ¡hasta en Roquetas de Mar! Pero...esta chica... ¿se habrá enamorado alguna vez en la vida? Porque viajando tanto... ¿Se habrá cogido una borrachera alguna vez? ¿No ha hecho nada más que estudiar?"